Origen
El origen de estas sociedades se remonta a 1764, con unas tertulias entre los nobles ilustrados guipuzcoanos, impulsadas por Javier María de Munibe e Idiáquez, Conde de Peñaflorida, con el fin de fomentar la economía de su entorno.
Con la unión de las tres provincias vascongadas, el 8 de abril de 1765 se autorizó la fundación de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, cuya finalidad era, según el artículo primero de sus estatutos, «cultivar la inclinación y el gusto de la Nación Bascongada hacia las Ciencias, Bellas Letras y Artes, corregir y pulir sus costumbres, desterrar el ocio y sus funestas consecuencias y estrechar más la unión de las tres Provincias de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, y de todo el País Vasco«.
Pedro Rodríguez de Campomanes recoge esa iniciativa y la extiende por el resto de la nación pero con algunas diferencias, como que los estatutos deben ajustarse al modelo de la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, fundada en 1775. El movimiento tuvo gran respuesta, pues a partir de ese año se presentaron al Gobierno solicitudes para constituir Sociedades Económicas de Amigos del País, superando las sesenta Sociedades hasta el final del reinado de Carlos III, pero no todas pudieron subsistir.